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LA REVOLUCIÓN DECIMAL

LA REVOLUCIÓN DECIMAL

En una anterior publicación vimos como la Revolución Francesa, además de radicales cambios económicos y sociales, trajo también una seguramente no menos importante «Revolución Decimal» con la implementación del Sistema Métrico Decimal [Ver: ¿QUÉ ES UN METRO?]

Hoy nos cuesta comprender lo importante y  necesaria que era esta revolución. Se estima que sólo en Francia había unos 800 nombres de medidas, pero teniendo en cuenta que cada señor principal podía imponer sus propias medidas arbitrariamente en la zona bajo su autoridad, éstas podían variar de una comarca a la vecina, y de una ciudad a otra. En  realidad podían existir unas 250.000 medidas distintas. Para hacernos una idea del caos existente veamos un fragmento de la obra «La medida del mundo» del matemático francés Denis Guedj (1940-2010):

» … la leña se vendía por cuerdas, el carbón vegetal por cestos, el carbón de piedra por sacos, el ocre por toneles y la madera de construcción por marcas o vigas. Se vendía la fruta para sidra por barricas; la sal por moyos, sextarios, minas, minotes y celemines; y el mineral a espuertas. Se despachaba el vino por pintas, chatos, jarras, galones y botellas. El aguardiente, por cuartillos. Los paños, cortinas y tapices se compraban por alnas o varas cuadradas; los bosques y prados se contaban en pértigas cuadradas; la viña en cuarteras. Los boticarios pesaban en libras, onzas, dracmas y escrúpulos, la libra valía doce onzas, la onza ocho dracmas, la dracma tres escrúpulos y el éste veinte granos. Las longitudes se medían en toesas y pies del Perú, que equivalían a una pulgada, una loña y ocho puntos del pie de rey…»

El Sistema Métrico Decimal fue uno de los grandes legados de la Revolución Francesa. Si todos los ciudadanos debían ser iguales ante la ley y tener los mismos derechos, también debían disponer de las mismas medidas que no fuesen arbitrarias, basadas en la pulgada, el codo o el pie del señor de turno, sino salidas de la propia naturaleza y por tanto universales, válidas para todas las naciones y personas.

Un error de 0’2 milímetros

Un error de 0’2 milímetros

En una anterior publicación vimos cómo una de las consecuencias de la Revolución Francesa fue la adopción del sistema métrico decimal, y que a fin de calcular la longitud del meridiano Dunkerque-Barcelona, entre 1792 y 1798 se enviaron sendas expediciones a dichas ciudades [Ver: «¿QUÉ ES UN METRO?»]

Sin embargo Pierre Méchain, el científico encargado de ir hasta Barcelona, cometió un error en las mediciones. Tenía que calcular la latitud del castillo de Montjuic, pero fue expulsado por tratarse de zona militar. Por ello calculó la latitud de la terraza de la fonda en la que se alojaba (la Fontana de Oro, en la esquina de la calle Avinyó con la calle Ample). Por medio de una pequeña cadena de triángulos pretendía unir la fonda, la torre del reloj del puerto (el antiguo faro), y la torre del castillo de Montjuic pensando que ambos puntos, al ser tan cercanos, tendrían latitudes prácticamente similares. Pero no era sí, existía una diferencia de 3 segundos. Y el error se contagió al resto de los cálculos. En consecuencia en la medición del metro había un error, aunque muy pequeño: 0’2 milímetros más corto de lo que debería ser; una diferencia insignificante para la vida cotidiana, pero fundamental en la ciencia de alta precisión.

Méchain al principio silenció la equivocación, pero acosado por la mala conciencia reemprendería las mediciones y moriría intentando revisarlas cerca de Castellón de la Plana.

¿Qué es un metro?

¿Qué es un metro?

La Revolución Francesa marcó el final definitivo del feudalismo y el absolutismo y la entrada del mundo en la Edad Contemporánea. Supuso grandes cambios políticos, económicos y sociales, pero también científicos. Un cambio sumamente importante fue la creación del «sistema métrico decimal», con el que se pretendía uniformar todo el sistema de pesos y medidas y poner fin al caos existente en las unidades de medición, distintas de un país a otro, e incluso de una comarca a la vecina.

Se quiso que las nuevas unidades cumpliesen dos condiciones: que fuesen universales, aceptables por todas las personas, y que fuesen extraídas de la naturaleza y no arbitrarias. Siguiendo estos principios, se definió la nueva unidad de longitud, el metro, como la diezmillonésima parte de un cuadrante de meridiano entre el Polo Norte y el ecuador. Para calcularlo se organizó una expedición científica que, entre 1792 y 1798, midió usando el método de la triangulación, el meridiano entre Dunkerque, pasando por París y Barcelona (para ser más precisos: entre El Masnou y Premiá de Mar, dos localidades costeras próximas a Barcelona). El trabajo de la expedición se convirtió en una auténtica aventura dado el ambiente revolucionario y la inestabilidad e inseguridad del momento.

Actualmente, la definición oficial de metro es mucho más sofisticada y precisa: es la longitud del trayecto recorrido por la luz en el vacío durante un tiempo de 1/299.792.458 segundos.