Barranquismo sin agua porque en Marte no hay agua líquida, pero a cambio en el más espectacular barranco del Sistema Solar. Si en una anterior publicación dijimos que en Marte se encuentra el Olimpus Mons, la mayor montaña conocida del Sistema Solar [Ver «HACIENDO ALPINISMO EN MARTE»], ahora vemos que en el planeta rojo también se halla la mayor depresión o barranco, llamado Valles Marineris.
El Valles Marineris es un sistema de cañones en cuyo interior podría perderse holgadamente su homólogo terrestre, el Gran Cañón del Colorado, el más grande tajo de la Tierra. El Gran Cañón tiene una longitud, anchura y profundidad máximas de 350, 20 y 1’7 km, respectivamente. Por su parte, el Valles Marineris tiene una profundidad máxima de casi 7 km, una anchura que llega a más de 600 km. y una longitud de unos 4.000 km.
Si en el caso del Olimpus Mons lo comparamos con un mapa de Francia; al Valles Marineris lo compararemos con un mapa de Estados Unidos para poder hacernos un idea de sus dimensiones.
La mayor montaña conocida del Sistema Solar se encuentra en Marte y ha sido bautizada como Olimpus Mons.
Se trata de un gigantesco volcán que se eleva 23 kms sobre la llanura que lo circunda, es decir, que es casi tres veces más alto que el Everest. Además está flanqueado por imponentes acantilados de unos 6 km de altura. La base mide 600 km de diámetro (en la imagen adjunta se le representa superpuesto al mapa de Francia, lo que nos dará más clara idea de su tamaño). Si alguien se encontrara en la cima del volcán y mirase hacia abajo no podría ver el final, ya que la pendiente llegaría hasta el horizonte.
Vamos, que constituye todo un reto para futuros alpinistas en Marte, que algún día los habrá, seguro. Estos esforzados alpinistas tendrán el inconveniente añadido de que, como la atmósfera de Marte es irrespirable y más de cien veces menos densa que la nuestra, deberán cargar en todo momento con un traje espacial y suministro de oxígeno. Pero tendrán a favor que la gravedad marciana es aproximadamente un tercio de la terrestre, o sea que tendrán que hacer un esfuerzo tres veces menor que en la Tierra para desplazar tanto al equipo como a ellos mismos.
Marte es el cuarto planeta del Sistema Solar en orden de distancia al Sol, y el segundo más pequeño después de Mercurio. Es también el último de los planetas rocosos interiores. A partir de Marte los planetas son gigantes gaseosos. Es fácilmente visible desde la Tierra, aunque su brillo varia notablemente según en qué punto de su órbita se encuentre respecto a nosotros, en promedio se encuentra a 83.000.000 km, pero cada treinta y dos años se aproxima hasta solo 48.000.000 km. Su color es marcadamente rojizo, y quizá por ello se le puso el nombre del dios romano de la guerra, al asimilar su color con el de la sangre. Hoy sabemos que el color obedece a la alta presencia de óxidos de hierro en su superficie. Su diámetro es aproximadamente la mitad del terrestre, pero su periodo orbital (año marciano) es casi el doble del nuestro. Sin embargo tanto su periodo de rotación (día marciano) como la inclinación de su eje son prácticamente iguales a los de la Tierra: 24 horas 37 minutos dura el día marciano y 25’2º es la inclinación del eje, por lo que Marte, al igual que la Tierra, presenta ciclo de estaciones climáticas, aunque allí son casi el doble de largas debido a la mayor duración de su año.
LA ATMÓSFERA DE MARTE
La atmósfera de Marte es muy tenue, con una presión cien veces inferior a la terrestre. Está constituida por un 95% de dióxido de carbono, un 2’7% de nitrógeno y 1’6% de argón. Sólo hay trazas de oxígeno y de vapor de agua. Pese a su escasa densidad, la atmósfera marciana es capaz de generar vientos suficientemente fuertes para ocasionar gigantescas tormentas de polvo que, en ocasiones, pueden cubrir el planeta entero durante meses. Este polvo arrastrado por el viento es el principal agente de erosión, y además al permanecer en suspensión en la atmósfera le da al cielo su característico tono rojizo.
El campo magnético de Marte es muy débil y no es suficiente para proteger al planeta de los efectos del viento solar que, a lo largo del tiempo, ha llevado una especie de barrido de la atmósfera. Debido a ello y a su menor gravedad, al contrario que en la Tierra, la atmósfera de Marte ha escapado al espacio exterior lentamente, pero de forma continuada, especialmente los elementos más ligeros como el hidrógeno y el helio, pero también otros más pesados empujados por el viento solar. Otros elementos pesados acabaron por combinarse con el suelo, como el oxígeno que reaccionó con el hierro de la superficie dando lugar a los óxidos de hierro que le dan su color rojo. El argón es de origen volcánico y por ser un gas inerte fue acumulándose con el tiempo. La temperatura es muy baja, hasta -120ºC, pero en el ecuador en verano pueden darse unos confortables 25ºC.
LOS CASQUETES POLARES
Las dos características más fáciles de observar de Marte, incluso desde la Tierra, son dos grandes manchas blancas situadas en las regiones polares. Son unas masas de hielo que crecen y retroceden en función de la estaciones, según sea invierno o verano en el hemisferio correspondiente. Cuando es invierno, al bajar la temperatura, el hielo queda cubierto por una capa de dióxido de carbono congelado. La masa total de hielo del casquete polar Norte equivale a la mitad del hielo que existe en Groenlandia. En cien años de observación el casquete polar Sur ha desaparecido dos veces por completo, mientras el Norte no lo ha hecho nunca.
OROGRAFÍA DE MARTE
Aunque Marte, a diferencia de la Tierra, no tiene tectónica de placas, si ha tenido vulcanismo y la orografía marciana es muy irregular y variada. A los ya citados casquetes polares, hemos de añadir abundantes cráteres meteóricos -si bien no tantos como en Mercurio o la Luna-, cráteres volcánicos, campos de lava, cauces secos de ríos y dunas de arena, mesetas, valles, montañas y llanuras. En Marte se encuentran dos de los accidentes orográficos más espectaculares del Sistema Solar: El Olimpus Mons, volcán extinguido de 26 km. de altura, tres veces más que el Everest, flanqueado por acantilados de más de 6 km de altura. La base del escudo cubre un área igual que media España; si alguien se encontrara en la cima del volcán y mirase hacia abajo no podría ver el final, ya que la pendiente llegaría hasta el horizonte.
-Olimpus Mons-
-Comparación Olimpus Mons con Francia-
Y el Valles Marineris, sistema de cañones en cuyo interior podría perderse su homólogo terrestre, el Gran Cañón del Colorado, el más grande tajo de la Tierra. El Gran Cañón tiene una longitud, anchura y profundidad máximas de 350, 20 y 1’7 km, respectivamente. Por su parte, el Valles Marineris tiene una profundidad máxima de casi 7 km, una anchura que llega a más de 600 km. (como de Barcelona a Madrid) y una longitud de unos 4.000 km (más que el ancho de Estados Unidos de costa a costa).
-Valle Marineris-
-Comparación Valle Marineris con Estados Unidos-
También se han observado en la superficie de Marte, rasgos que demuestran que, en un remoto pasado, hubo sedimentación y erosión, ríos y mares. En otras palabras, que tuvo agua líquida en abundancia.
EL AGUA EN MARTE
Aunque los dos casquetes polares estén formados en gran parte por agua congelada, la baja presión atmosférica impide la existencia de agua líquida. Pero según algunos estudios en el pasado, con una atmósfera muy diferente, hace 4.300 millones de años, y durante 1.500 millones de años el planeta tuvo un extenso océano con un volumen mayor que el del Ártico, suficiente para cubrir todo el territorio marciano con 130 m de agua. Se han detectado lechos de ríos secos, barrancos, depósitos aluviales, islas fluviales con la forma de lágrima típica de las islas que se forman en los cursos de ríos, y otras muchas evidencias de que en el pasado el agua líquida fluía en abundancia por la superficie marciana. El agua de la atmósfera marciana posee cinco veces más deuterio que el de la Tierra. Esta anomalía, también registrada en Venus, se interpreta como que los dos planetas tenían mucha agua en el pasado pero que acabaron perdiéndola, pues el agua de mayor peso tiene mayor tendencia a permanecer en el planeta y no perderse en el espacio.
Sin embargo aún puede quedar mucha agua Marte, oculta en el suelo congelado, lo que se conoce como permafrost, tipo de terreno habitual en Siberia y otras zonas frías de la Tierra, donde el agua se infiltra en el suelo y permanece congelada durante el invierno, para derretirse y aflorar en verano. Pero este ciclo no se da en Marte, ya que allí incluso los veranos son demasiado fríos.
LOS SATÉLITES DE MARTE
Marte posee dos pequeños satélites llamados Fobos y Deimos (nombres muy apropiados para los acompañantes del dios de la guerra, pues significan “miedo” y “terror”) descubiertos en 1877. Se cree que son dos asteroides capturados por la gravedad de Marte. Fobos es el más grande y cercano a Marte, mide unos 28 km y dista 6.000 km de la superficie marciana. Presenta varios cráteres de impacto. La velocidad orbital de Fobos es muy alta, de poco más de 7 horas y media. En 1959 el astrónomo soviético Shklovski examinó el movimiento orbital de Fobos. Concluyó que su órbita estaba decayendo y apuntó que, si esto se le atribuía a la fricción con la atmósfera marciana, entonces el satélite debía tener una densidad excepcionalmente baja. En este contexto manifestó un indicio de que podía ser hueco y posiblemente de origen artificial. Esta interpretación desde entonces ha sido refutada por un estudio más detallado, pero el indicio aparente de implicación extraterrestre capturó a la imaginación pública. Ahora se opina que las fuerzas de marea crean una desaceleración en Fobos, perdiendo este velocidad orbital, lo que ocasionará su colisión con Marte dentro de unos 50 a 100 millones de años, o bien su desintegración y formación de un anillo alrededor del planeta. Con un diámetro de unos 16 km, Deimos es más pequeño y alejado de Marte que Fobos. Posee cráteres, pero su superficie es notablemente más lisa que la de Fobos. Su composición, supuesta similar a la de ciertos asteroide y los núcleos cometarios extintos, plantea serias dificultades a los estudiosos que tratan de explicar su origen.
EXPLORACIÓN DE MARTE
Nuestro conocimiento de Marte experimentó un enorme progreso en la segunda mitad de la década de los 60 del siglo pasado, gracias a las sondas Mariner que consiguieron ponerse en órbita marciana y enviar muchas fotografías e información científica. Pero la primera nave en aterrizar y transmitir desde Marte fue la soviética Marsnik 3, que tocó la superficie en diciembre de 1971. Desde entonces se han enviado numerosas naves de exploración que han conseguido “amerizar”, ya que Marte despierta un gran interés, tanto desde el punto de vista popular alentado por la ciencia-ficción, como desde el puramente científico. Efectivamente, Marte por su cercanía y por sus características físicas de gravedad, temperatura, etc. y por la existencia de una atmósfera y agua en relativa abundancia, es un astro mucho más “amable” y fácilmente colonizable que el resto del Sistema Solar, nuestra Luna incluida. Además, no hay que olvidar la no descartada posibilidad de que Marte hubiese tenido, o aún tenga, algún tipo de vida autóctono. Pero los marcianos, si alguna vez han existido, no habrán pasado de formas de vidas microscópicas o muy simples. No esperemos encontrar rastros de ninguna civilización de hombrecillos verdes.