PARÁSITOS DE PARÁSITOS
A pesar de su reducido tamaño, muchos huevos de insectos no llegan a eclosionar porque son invadidos por los parásitos. Entre los himenópteros un gran número de ellos parasitan los huevos de otros insectos. Estas especies son los principales agentes de control de los insectos nocivos.
Destaca por su curioso ciclo reproductivo el ácaro de la especia Adactylidium. La hembra embarazada de este ácaro se introduce en un huevo de tisanóptero donde vivirá el resto de su vida alimentándose del mismo. Dos días después de que mamá Adactylidium entre en el huevo de tisanóptero, se abren entre seis y nueve huevos dentro de ella. Todas las larvas son hembras, salvo un macho. Ahora bien, como es muy arriesgado tener sólo un hijo macho ya que, si éste muriera, todas sus hermanas morirían vírgenes y los genes no pasarían a la siguiente generación, la abnegada madre los mantiene a todos protegidos en el interior de su cuerpo, juntitos para que se apareen y alimentándolos de su propio cuerpo. Mientras entre todos canibalizan a su madre, el ácaro macho fecunda a todas sus hermanas. Cuando éstas han quedado embarazadas hacen unos agujeros y salen del cuerpo de la madre en busca de un nuevo huevo de tisanóptero para comenzar el proceso otra vez.
El ácaro macho queda solo dentro del putrefacto cuerpo de su madre, rodeado de excrementos y de los esqueletos desechados de las fases larva y ninfa de sus hermanas. Entonces sale del cuerpo de su madre, echa un vistazo y muere en unas horas. No se sabe por qué lo hace, por qué, simplemente, no muere en el cuerpo de su madre. Otra especie de ácaro, el Acarophenax Tribolii, no actúa así. Si bien el proceso vital es similar, el macho no llega a salir al mundo después de embarazar a sus hermanas.