¿Estrellas matutinas o vespertinas?
Al ser planetas más internos que la Tierra, cuando miramos a Mercurio o Venus los veremos siempre relativamente cerca del Sol, no aparecen muy alto sobre el horizonte y sólo es posible contemplarlos poco antes de la salida del Sol o, durante poco tiempo tras su puesta, de forma que nunca se apartan mucho de su resplandor. Cuando Mercurio y Venus se muestran por la noche tras la puesta del Sol, se ocultan poco después, por lo que se convierten en estrellas vespertinas. Y cuando aparecen al alba, no mucho antes de la salida del Sol, desaparecen a continuación entre el resplandor solar, convirtiéndose en este caso en estrellas matutinas.
Al principio, pareció natural creer que las dos estrellas vespertinas y las dos matutinas eran cuatro cuerpos diferentes. Gradualmente quedó claro que, cuando una de las estrellas vespertinas se encontraba en el firmamento, su correspondiente estrella matutina no era nunca vista, y viceversa. Comenzó a parecer evidente que se trataba de dos planetas, cada uno de los cuales se movía de un lado a otro del Sol, haciendo alternativamente las veces de estrella vespertina y matutina. El primero en expresar esta idea fue Pitágoras, aunque es posible que lo hubiese sabido por los babilonios.